Eficiencia energética, ¿Es siempre el camino correcto?

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Eficiencia energética, dos palabras mágicas que últimamente parecen estar en todas partes: publicidad, legislación, actividades formativas... A priori parece sensato pensar que invertir tiempo y dinero en la mejora de la eficiencia energética de un producto siempre será beneficioso para el medioambiente. ¿Es esto cierto? ¿Es siempre el camino de la eficiencia energético el camino correcto?

camino eficiencia energetica

Para responder a esta pregunta hemos invitado a dos expertos en la materia: Julián Estevez, Ingeniero Industrial colaborador habitual en Naukas; y Miguel Santander, Astrofísico escritor del fantástico libro El Legado de Prometeo y también colaborador habitual de Naukas.

En el ciclo de vida de un producto se distinguen dos etapas claras, el desarrollo del producto inicial y una posterior mejora continua. A partir de aquí solo parecen existir dos salidas, seguir mejorándolo hasta el infinito o que el propio mercado lo rechace y se deje de producir.

En el caso de productos con consumos energéticos importantes, esta mejora continua se suele centrar en obtener mejores cifras en cuanto a su eficiencia energética. En Nergiza nos preguntamos si los recursos (tiempo, dinero...) que utilizan las empresas en mejorar la eficiencia energética de sus productos no estarían, algunas veces, mejor invertidos en la busqueda de alternativas a las tecnologías actuales.

Un ejemplo muy conocido es el de los motores de combustión interna. Se conoce desde hace tiempo que el propio principio de funcionamiento de un motor de combustión interna hace que se pierda muchísima energía en forma de calor haciendo que su rendimiento sea bastante bajo. Aún así, durante mucho tiempo, los fabricantes se han limitado a ir disminuyendo poco a poco los consumos de sus motores, anunciando a veces a bombo y platillo reducciones en el consumo de 0,3L/100km.

motores chatarra

Aunque hoy en día se están empezando a ver motores eléctricos en automoción, es una tecnología relativamente nueva. Habría que cuestionarse si no hubiese sido preferible en su momento abandonar (en parte) la línea de investigación en mejora de la eficiencia energética del motor de combustión, y potenciar la búsqueda de alternativas. ¿Creéis que quizás una empresa privada prefiera potenciar su producto en vez de buscar alternativas aun sabiendo que la tecnología utilizada tiene claras limitaciones?.

Otro ejemplo claro es el de los sistemas de climatización. Los fabricantes presentan todos los años mejoras en los EER (rendimientos) de los equipos, pero no se ve que exista ninguna línea de investigación en sistemas alternativos de refrigeración aun sabiendo que el ciclo de compresión utilizado tiene limitaciones: necesidad de una unidad exterior, utilización de gases refrigerantes, etc. ¿ También hay intereses por parte de los fabricantes en no cambiar la base de su negocio (compresores, etc.)?.

Estas dos tecnologías son simplemente ejemplos, no es nuestra intención discutir su eficiencia ni mucho menos, si  no tener una idea sobre si creéis que el avance tecnológico en temas energéticos está siendo frenado por los intereses de la empresa privada, o si por el contrario, son estas mismas empresas las que hacen que esta tecnología avance.

 

Julián Estevez

Tenemos que tener en cuenta que el ciclo de vida de los productos en el mercado es más largo que el tiempo en el cual la tecnología que usan es puntera. Las empresas necesitan rentabilizar sus distintos lanzamientos al mercado, de manera que les resulta imposible poner a disposición del público un artículo que esté en línea con las últimas novedades técnicas a un precio competitivo. Esto se puede aplicar tanto al ámbito de la eficiencia energética, como al de la calidad, procesos de producción, empleo de materiales, etc. En ese sentido, las empresas se rigen por la demanda del mercado, el cual prefiere normalmente precio a máxima tecnología.

Julián Estévez

Lógicamente, es mucho más fácil industrializar un producto renovado o actualizado, que partir de una hoja en blanco y aplicar nuevas tecnologías revolucionarias. En ese sentido, podríamos decir que las grandes compañías y empresas son las que marcan el ritmo al cual los avances llegan a la sociedad, en cuanto a que necesitan recuperar sus inversiones y ser rentables.

Sin embargo, las políticas a nivel internacional o local son las que evitan que esto sea un hábito abusivo y promueve la aplicación de investigaciones científicas en los productos. Por ejemplo, es relativamente conocida la normativa de la UE sobre emisiones de CO2 para los vehículos. Esta norma se traduce en una obligación. En cambio, existen otras alternativas que incentivan, como concesión de subvenciones públicas destinadas a distintas aplicaciones tecnológicas. O también la propia competencia del sector exige ofrecer siempre las últimas novedades científicas en la medida de lo posible.

 

Miguel Santander

El problema de eficiencia energética frente a nuevos desarrollos no es en absoluto sencillo. Si analizamos el ejemplo de los automóviles, no sólo tenemos que estimar bien hasta qué punto compensa energéticamente desarrollar otra tecnología como el coche eléctrico a gran escala, sino también considerar el impacto ambiental que puede tener el proceso entero, ya que de lo contrario estaremos trasladando el problema a otro sitio sin solucionarlo. En concreto, la energía que alimenta la batería de un coche eléctrico ha sido producida en una central eléctrica, que habrá emitido más o menos gases de efecto invernadero según de qué tipo sea. (En este sentido, en España estamos bien situados, ya que una fracción significativa de la energía producida proviene de fuentes renovables y nucleares, por lo que las emisiones de CO2 asociadas al uso del coche eléctrico medio son unas tres veces menores que las del coche medio de motor de combustión.)

Miguel Santander

El ejemplo del coche eléctrico también nos puede servir para ver otro aspecto del problema, a mi juicio el de más difícil resolución: aunque a la larga fuera más eficiente su uso a gran escala, la implantación de un número adecuado de estaciones de carga o reemplazo de baterías sería una tarea hercúlea si no se supera una masa crítica de usuarios —cosa que difícilmente sucederá en la situación económica actual y mientras el coche eléctrico sea sustancialmente más caro que su homólogo de gasolina. En otras palabras, ninguna empresa puede permitirse semejante inversión con el riesgo que conlleva, por lo que es natural que prefiera dedicar la mayor parte de sus recursos a mejorar la eficiencia de los desarrollos actuales, que son los que garantizan su sostenibilidad a corto y medio plazo.

Esto nos lleva a que el progreso tecnológico tiende a moverse en la dirección que dicta el mercado, que no es necesariamente ni la más sopesada, ni la más inteligente, ni la mejor para nuestro bienestar como sociedad a medio y largo plazo. En mi opinión, el contrapunto necesario para romper esta inercia y dirigir nuestro progreso consistiría en una política gubernamental firme y responsable, que asegure inversiones importantes en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y subvenciones eficaces para ayudar a su implantación en la sociedad. Lo que no tiene, por desgracia, visos de materializarse mientras el horizonte político esté situado en los próximos cuatro años hasta las siguientes elecciones. De llegar a producirse, no obstante, el beneficio adicional que supondría semejante cambio en nuestro modelo productivo a largo plazo es evidente, y es que los países más ricos hoy son, en definitiva, los que en su día mostraron la valentía necesaria para ser pioneros en nuevas tecnologías y desarrollaron mecanismos para mantener esta condición al margen de los vaivenes de la escena política.

Si necesitas que te ayude con tu caso particular, puedes usar el servicio de consulta PRO para enviarme tu duda junto con toda la información necesaria (planos, presupuestos recibidos, etc.) y te responderé en un plazo de 2 días.

2 comentarios en «Eficiencia energética, ¿Es siempre el camino correcto?»

  1. el problema que tiene este artículo es que todas estas mejoras suponen continuar con el sistema actual de desplacamiento. y ese es insostenible. sencillamente hay demasiados coches, independentientemente de la fuente de combustible que utilizen.

    pero suponiendo que continuemos así, lo cierto es que en Barcelona ya se está instalando una red de estaciones eléctricas.

    y también están los coches de hidrógeno.

    Responder
    • totalmente ineficientes energeticamente, son los enchufados s las grandes electricas que sin peso alguno de acumuladores a no ser de la deuda ajena, crean problemas con el balance neto, ya sabeis, deberian ser desechables ya que no se pueden reciclar.

      Saludos

      Responder

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