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Esa decisión, compartida por millones de hogares, hoteles, oficinas, centros comerciales, ... obviamente repercute en la factura eléctrica del propio consumidor -salvo si tiene muchas placas solares- pero también tiene importantes efectos secundarios indeseados -mas o menos ocultos-, ya que asi mismo aumenta:
el precio de la electricidad para los que no tienen/usan A.A.,
la temperatura de las ciudades, lo que repercute en un perverso círculo vicioso de mayor consumo de A.A. -entre los que disponen de este electro-doméstico- y en mayor incomodidad para los que no lo tienen o no pueden permitirse su uso,
y, durante las horas nocturnas, en un innecesario extra-consumo de combustibles fósiles que
perjudica a la ya maltrecha balanza de pagos española,
acrecienta el tan cacareado Calentamiento Global -del que nadie se siente responsable-, y
agudiza la escasez y encarecimiento de los combustibles para automoción.
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